martes, 1 de julio de 2008

Universidades deben formar ciudadanos capaces al servicio del Estado, puntualizó Pablo Iturralde, vicerrector de la PUCE

“…el objetivo de la universidad es el de formar profesionales competentes que puedan constituirse en funcionarios capaces al servicio del Estado. Una variante más reciente incluye la formación de personas que contribuyan al progreso de la humanidad mediante la investigación y el desarrollo de nuevos conocimientos. Esta concepción, sin embargo, aplicada en mayor o menor escala, ha dado lugar a lo que el Padre Luis Ugalde, presidente de la Asociación Latinoamericana de Universidades de la Compañía de Jesús, menciona como formación de profesionales exitosos en sociedades fracasadas”, dijo el ingeniero Pablo Iturralde, vicerrector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, durante la conmemoración de los 22 años de creación de la PUCE – Sede Ambato.

Al respecto expresó que, en el Plan Estratégico, PUCE considera misión propia el contribuir de un modo riguroso y crítico a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural, mediante la docencia, la investigación y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales. En dicha misión, agregó, asume el deber de prestar particular atención a las dimensiones éticas de todos los campos del saber y del actuar humano tanto a nivel individual como social. En este marco propugna el respeto a la dignidad y a los derechos de la persona humana y a sus valores trascendentales, apoya y promueve la implantación de la justicia en todos los órdenes de la existencia.

El objetivo de la Universidad, por tanto, no es solamente la preparación de profesionales, sino, principalmente, en términos más simples, la formación de ciudadanos. Las universidades católicas, en general, deben contemplar entre sus propósitos principales el de contribuir a la construcción de ciudadanía, subrayó el Ingeniero Iturralde.

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